Es indudable que la forma que teníamos de ver el mundo cambió y que aun cuando para algunos puede resultar difícil, el ser humano por naturaleza tiende a adaptarse a cualquier tipo de situación. Estos cambios siempre vienen acompañados de oportunidades, pero ¿son éstas para todos?
Al analizar en diferentes publicaciones los tipos de puestos que se necesitan para atender nuestra nueva realidad, podemos caer en la incertidumbre si pensamos cuáles son nuestras posibilidades en un futuro cercano pues resulta más que evidente ahora que las oportunidades estarán orientadas a las áreas tecnológicas y de salud. Sin embargo, no debemos olvidar que el mundo no se detiene y se sigue transformando, así que nuestra tarea será identificar nuestras capacidades para ver cómo encajamos ya que la posibilidad de reinventarnos la tenemos todos.
Es en este momento cuando considero importante reflexionar en quiénes somos y en quiénes nos queremos transformar. Asumir el riesgo de vernos al espejo con la sinceridad que sólo nosotros conocemos. Hoy las máscaras son de tela, pero estoy segura de que muchas veces nos pusimos otras para mostrar caras falsas: en una entrevista de trabajo, con un jefe, cuando dijimos que sí y queríamos decir no, al aceptar el trabajo que no queríamos porque era lo que había.
Se vuelve imperativo reconocer el riesgo inherente a esta nueva realidad y afrontarlo directamente al explorar lo que somos de forma honesta. Nuestro embalaje es distinto pero la turbulencia que vivimos es la misma para todos. Sentimos ansiedad, miedos, incertidumbre y mucho más, lo que nos lleva a no contar muchas veces con la motivación necesaria para hacer cosas que siempre habíamos querido hacer y ahora que hay tiempo tampoco hacemos. Esos momentos en que nos hundimos podemos replantear de manera realista lo que realmente deseamos. La reinvención viene desde adentro y no se da a paso acelerado o gigante. Hay siempre una curva de aprendizaje donde intentamos, fallamos, insistimos, volvemos a fallar, nos desviamos, regresamos, nos presionamos, lo logramos, nos equivocamos, celebramos... Es este el camino que al perseverar nos llena de aprendizajes que nos hacen más robustos, donde el contenido y el empaque, lejos de gastarse, se hace resistente a cualquier turbulencia y no tiene fecha de caducidad.
Conciliar con nosotros mismos, reconocer nuestras limitaciones y carencias es un lado de la balanza; si en este momento se encuentra en el punto más bajo, puedo preguntarme de qué manera puedo compensar ese peso para lograr el balance. He descubierto que el primer paso es conmigo. No se trata de una postura egoísta, sino de la manera en que puedo fortalecerme, priorizar mis necesidades para de forma consciente y clara identificar mis deseos a través de considerar mis valores y posibilidades.
La autenticidad en nuestra reinvención va acompañada de incomodidad y de ausencia de máscaras y prototipos para atender lo que el mercado laboral requiere. Para mí es preguntarme qué puedo yo ofrecer al mundo. ¿Dónde encuentro la resonancia que me haga vibrar? ¿Tiene sentido lo que hago o es realmente lo correcto? Se requiere de valor para dar respuestas a estas interrogantes dejando a un lado la lógica para enfocarnos más en técnicas mayéuticas que nos acerquen a descubrir nuestra verdad.
Ahora los tiempos nos permiten ver hacia adentro y enfrentar la realidad para hacer algo por nosotros. Esperar a ver lo que el futuro nos depare o si estamos incluidos es una postura cómoda y reactiva. Dentro de las limitaciones que puedan existir, tanto financieras como de confinamiento, podemos practicar vernos en una nueva realidad de nosotros mismos, no de lo exterior, sino de la persona en la que queremos convertirnos en congruencia con nuestros ideales. Reconocer una nueva versión de nosotros mismos que vaya acompañada de honestidad, siempre tendrá mucho valor.
Si sigues tendencias, procura mejor identificar tus propias directrices. Si sigues a personalidades y gente famosa, conviértete en tu propio héroe y sigue tus instintos. Abraza la curiosidad por encontrarte y persigue tu propio desarrollo de acuerdo con lo que descubres. En vez de tratar de encasillarte en los moldes que dictan los demás, identifica tu pasión y no descanses hasta convertirte en algo más grande de lo que imaginas, incluso de ti mismo. No sigas el camino de otros, construye el tuyo para que la respuesta a la pregunta inicial sea: ¡Estás incluida/o!
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